Las especies pertenecientes al orden boletales cumplen muy bien el ser un grupo de organismos muy numeroso que tienen el carácter definitorio de no poseer clorofila y por lo tanto, no pueden sintetizar los alimentos, necesidad que satisfacen a partir de desechos de otros seres muertos, en forma saprofítica, o bien a través de plantas vivas, produciéndoles enfermedades (parasitismo) o asociándose a otros seres vivos con mutuo beneficio (simbiosis o simbiotismo), como es el caso de los hongos micorrizógenos. Una tercera forma importantísima de nutrición, son los hongos micorrizógenos. Muchos hongos viven junto con otras plantas, generalmente árboles, formando una comunidad vital o simbiosis beneficiosa para ambos miembros, y en muchos casos, incluso imprescindible para poder existir. El proceso de convivencia se inicia cuando el micelio de un hongo determinado, por ejemplo un boleto, establece contacto con las raíces absorbentes de un árbol, por ejemplo un abedul, dando lugar a la formación de una excrecencia visible o micorriza. Entre el hongo y el árbol se establece un intercambio de nutrientes.